Hace un poco más de dos meses que comencé a pastorear nuevamente. Para ser honesto, el pastorear no era algo en lo cual yo me quería envolver otra ves, pero he sentido la convicción de que Dios me ha lanzado a terminar la obra que El comenzó en mi hace unos años atrás en esta región de Carolina del Norte.
Los ataques espirituales en contra de los pastores son brutales. Mas creo que uno de los aspectos más difíciles en la vida de un ministro es el ayudar a los malagradecidos. Es fácil ayudar a alguien que es agradecido y que uno puede ver, aún de lejos, que esa persona experimenta crecimiento espiritual. Pero cuando uno derrama su vida ayudando a alguien y esa persona actúa como si tu ayuda es una obligación, el ministerio se hace pesado si perdemos nuestro enfoque en la Cruz de Cristo.
Por eso es que es importante que ministremos sin esperar absolutamente nada a cambio; es importante que ni tan siquiera esperemos por agradecimientos. ¡Ayúdanos Señor en este día¡