Si te haces llamar Católico, este personaje debería ser parte de tu conocimiento personal como Católico. Si te haces llamar Cristiano, este personaje debería ser parte de tu conocimiento de la Historia de la Iglesia en general.
Era alrededor del año 110 DC. Ignacio era el Obispo en Antioquía. Ignacio se encontraba de camino a Roma con una escolta de soldados para ser asesinado públicamente como parte del entretenimiento de los Juegos Gladiatorios. Este era el tiempo de los gladiadores en donde hombres peleaban hasta la muerte.
Era la costumbre de esos tiempos el utilizar, como parte del espectáculo, leones para asesinar a Cristianos. Más de diez mil gladiadores y muchos Cristianos perdieron sus vidas durante esta celebración que duró 123 días.
De camino a Roma, Ignacio escribió una serie de cartas. Estas cartas reflejaron su amor por Dios, su amor por las almas, su amor por la Iglesia y su profundo conocimiento doctrinal. Aunque estas cartas no fueron incluías como parte de la Biblia, las mismas poseen un extraordinario valor espiritual para todo hombre y mujer de Dios.
El Obispo Ignacio nunca se llamó a él mismo papa. Como expliqué anteriormente, el tiempo de los papas se manifestó luego. Mas el Obispo Ignacio no puede ser ignorado por la Iglesia Católica, ya que fue él, el primero en utilizar la palabra Católica. En una de sus cartas Ignacio escribe,
“Seguid todos al obispo, como Jesucristo al Padre, y al colegio de ancianos (presbyteroi) como a los apóstoles. En cuanto a los diáconos, reverenciadlos como al mandamiento de Dios. Que nadie sin el obispo haga nada de lo que atañe a la Iglesia. Sólo aquella eucaristía ha de ser tenida por válida que se hace por el obispo o por quien tiene autorización de él. Dondequiera que aparece el obispo, acuda allí el pueblo, así como dondequiera que esté Cristo, allí está la Iglesia universal (katholiké).” (Carta, el Obispo Principio de Unidad – Tomado del artículo titulado, Igancio de Antioquía, escrito por Josep Vives)