Muchos creen que pueden seguir a Dios a su manera. Que pueden continuar con sus malas palabras, fornicaciones, borracheras, vulgaridades y violencias y seguir a Dios conjuntamente con sus estilos de vida vergonzosos.
Se han creído un Evangelio sin responsabilidades propias, sin necesidad de arrepentimiento, un Evangelio que no demanda cambios y que no pide perdón. Para ellos será un rudo y grotesco despertar cuando se den cuenta de su error.
No es que seamos perfectos, pero vamos tras la perfección. No es que seamos santos, pero vamos tras la santidad. No es que sepamos todos los misterios de la palabra de Dios, pero la estudiamos como si fuera oxígeno para nuestros espíritu.
La Biblia nos dice en Mateo 7:21,
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (Reina Valera 1960)
En este mundo lo que verdaderamente es importante es la voluntad de Dios; no tus opiniones ni las mías. ¡Ayúdanos Señor!
Leave a Reply