Las denominaciones no le agradan a Dios porque la Iglesia es una. En Juan 17:21-22 Jesús nos dice,
20 »Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. (Reina Valera 1995)
La razón por la cual nos encontramos, como Iglesia, en la condición que estamos es porque el mundo no cree que Jesús es Hijo de Dios. La unidad en la Iglesia es una de las herramientas evangelísticas más poderosas que poseemos como Cristianos. Cristo le oró al Padre que fuéramos uno, “…para que el mundo crea que tú me enviaste.”
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