Mis días se hacen cada vez más difíciles. El mundo está tan distraído en sus vanidades y en su seducción. La verdad ya no se busca, la Palabra de Dios se considera un libro más, lleno de fábulas y mitos.
No hay respeto ni temor por el Santísimo. Ocultan su vacío detrás de historietas, muchas de ellas inventadas. Las mismas historias que cuentan una y otra vez. Conversaciones baratas y pecaminosas. Estoy cansado de lo mismo; mi voz se pierde en el desierto y nadie escucha. Mi garganta se agota y mis pies pierden las fuerzas para sostener mis pasos.
Ellos ocultan su dolor detrás de carcajadas provocadas con la seducción de drogas y alcohol. Planean sus vidas sin tomar en consideración al Padre; sin preguntar, ¿Cuál es Su voluntad? Mienten sus bocas y no se ponen de acuerdo con sus corazones heridos. El mundo está controlado por el padre de las mentiras, Satanás, la serpiente antigua de Génesis y el dragón de Apocalipsis.
Mis seres queridos se pierden; se pierde mi isla en el derrumbamiento de los valores que en un momento dado fueron luz en la obscuridad de Sur América. Puerto Rico, te llevo pecado en mi alma. Trato de no pensar en ti porque me duele hacerlo. ¡Oh si Dios me regresara a mi tierra! ¡Si me diera fuerzas para predicar el evangelio y para hacer discípulos en esa nación!
Me siento y los escucho; hablan de sus trabajos, de sus hijos, de sus logros, de los fracasos de aquel y de aquel otro, de política, de sus sabidurías mundanas y de inteligencias mientras exaltan la arrogancia de sus corazones. Levantan sus puños al aire y resisten el reconocimiento de su perdición y la necesidad de la salvación de sus almas.
Que difícil se me está haciendo vivir sin hablar de mi amado. ¿Por qué lo ignoran? ¿Acaso no saben de su amor? ¿Acaso no se han enterado del derramamiento de su sangre? Jesús, el Rey de reyes, el Señor de señores fue humillado en este mundo como nadie en la historia. El venció a Satanás en el desierto. Fue tentado con todo lo que Satanás le tiró en debilidad de ayuno; pero Cristo tuvo victoria sobre el diablo en todo. Más el vencer a Satanás en el desierto no fue suficiente; para salvar el mundo, Jesús tuvo que convertirse en el sacrificio vivo.
No pecó, no hizo nada indebido, no pensó ningún pensamiento impuro; mas le formularon cargos, le inventaron acusaciones y lo crucificaron en la cruz y por su bien le dieron el pago de la cruz. Mas en la Cruz Jesús nos redimió. Satanás creyó que lo había vencido de una vez y por todas, mas al tercer día Jesús resucitó venciendo así a la muerte misma. El es el héroe ignorado, ridiculizado y constantemente empujado fuera de la sociedad y cultura de este mundo.
¿Sabes tú que El te conoce por nombre? ¿Sabes que te conoce desde antes de que fueras formados en el vientre de tu madre? ¿Sabes que El tiene un maravilloso plan para ti?
No resistas Su amor, pues cambiará tu vida. Mi Dios mi Rey ya pronto viene y no se tarda. ¿Estás listo para recibirlo?