Debido a los abusos en lo que a los diezmos se refiere, algunos han tomado opiniones drásticas y han cancelado totalmente el tan siquiera hablar de este tema. El punto no es eliminar esto o aquello, simplemente porque se ha utilizado de forma incorrecta. Nuestra obligación como cristianos es el retornar a la Biblia y aprender lo que Dios tiene que decir sobre el tema. Claro que existen temas muy difíciles de entender, otros no están muy claros y hay temas en donde la Biblia parece guardar silencio. Mas sin embargo, cuando se trata de este tema de los diezmos, la Biblia es bastante clara.
Para comenzar a desarrollar este tema creo que 2 Corintios 9:5-13 nos da toda la información necesaria para establecer una buena y sólida doctrina. El Apóstol Pablo, quien es el Apóstol de nosotros los Gentiles, le dice a la Iglesia de Corintios,
“Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;” 2 Corintios 9:5-13 RVR1960
Podemos argumentar la validez del diezmo en el Nuevo Testamento. Podemos decir que ya no estamos bajo la ley establecida en El Viejo Testamento. La realidad es que es difícil encontrar evidencia bíblica que apoye el diezmo como una obligación. Mas, no podemos argumentar que, como Cristianos, estamos llamados a ser bondadosos. Como Cristianos, el dar es un reflejo directo de la condición de nuestro corazón. Estamos llamados a dar según nos propongamos en nuestros corazones y según lo que ganemos. Claramente no por obligación, mas con corazón alegre. Pablo también nos da una ley y es que el que siembra escasamente también segará escasamente.
Entonces, ¿para qué damos en el Nuevo Testamento? Esto es controversial. Si estamos en una iglesia en donde las finanzas se utilizan solo para mantener al pastor y para mantener un edificio, estamos fuera de orden. Me acuerdo ser parte de una Iglesia en donde era motivo de testimonio el poder pagar el pago mensual al banco por dicho edificio. Luego no había dinero para nada más. No estoy en desacuerdo en que el que el pastor reciba salario; pero estoy en total desacuerdo con pastores ganando millones y con dos y tres casa, carros nuevos y aún hasta aviones, todo pagado por la Iglesia. Eso es un abuso y una vergüenza.
De acuerdo a los verso bíblicos que acabamos de leer, podemos ver tres propósitos fundamentales para nuestra bondad: 1) Para suplir a los santos lo que le falte. ¿Sabía usted que en las iglesias descritas en el libro de Hechos nadie tenía necesidad de nada? (Hechos 4:34) Imagínense la magnitud de la bendición de esa Iglesia. 2) Para los pobres. Tanto el Viejo como el Nuevo Testamento nos da el mandato de cuidar de los pobres. El ignorar a los pobres no es de Dios. 3) Porque el dar glorifica a Dios. Una vez más digo, que aunque este tema de los diezmos y las ofrendas ha sido abusado vergonzosamente, en algunos sectores de la Iglesia, no podemos descartar nuestro llamado a la generosidad.
Entonces concluyo que no se trata de eliminar asuntos controversiales y encerrarnos en nuestras propias opiniones, mas estamos llamados a ir a la Escritura y ser obedientes a lo que la Escritura nos dice que hagamos. Digo “no”, a la enseñanza de la obligación del diezmo, más digo “sí” a nuestro mandato, como Cristianos, a ser generosos de corazón y con actitud alegre. Entonces puede que un hermano no sienta en su corazón el dar absolutamente nada. Ese hermano, como todo cristiano, tiene que ser discipulado y aprender las formas de Dios y no de los hombres. Puede que haya otro hermano el cual su bondad se limita a un 2% de lo que gana, quizás 5%, 10% y algunos hasta más. Tal y como crecemos en otros aspectos de nuestras vidas, también crecemos en la bondad.
Nosotros como Cristianos estamos llamados a ser las personas más bondadosas del mundo. Estamos llamados a dar, a perdonar, a ayudar y aún a estar dispuestos a sacrificar nuestras propias vidas por el bienestar de otros. ¿Obligados a diezmar? No; pero el Cristiano maduro reconoce su obligación a la bondad.
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