Mi corazón se quebranta por mi país Puerto Rico mientras escucho las noticias de las consecuencias devastadoras del huracán María. Nada se ha sentido como mi hogar desde que salí de Puerto Rico el día 8 de Julio de 1991. Mientras oraba y buscaba el rostro de Dios con gran angustia en mi alma, escuché al Señor decir que estos no son los tiempos de predicar Mateo 24 (Profecías de los últimos tiempos). La realización de Mateo 24 en esta tierra va a ser mucho peor… dice el Señor. Mas este es el tiempo para que el mundo sepa que mientras ellos me continúan rechazando “…esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”[1] La falta de luz es obscuridad, la ausencia de Dios es presencia del diablo, lo que quiere decir que cuando Dios es rechazado el diablo es bienvenido. Jesucristo vino a dar vida en abundancia, mas el diablo viene a matar, a robar y a destruir.[2] Estilos de vida que promueven y exaltan la vulgaridad, el odio, la violencia, la burla, la brujería y la idolatría son rechazos directos a Dios; ese mismo Dios que utilizó a esta isla como un poderoso gigante para evangelizar a Sur América. Estos estilos de vida son un rechazo abierto a el Dios que por décadas nos viene protegiendo de tantos huracanes. Le dije a Dios, “…pero Puerto Rico no es el único país que te ha rechazado.” Fue entonces que escuché al Señor decir: “Puerto Rico está experimentando una gran obscuridad, una gran angustia y falta de esperanza, pero hoy le digo al pueblo sobre el cual mi nombre es invocado, que se humillará delante de mi, que invocarán mi nombre, que orarán y buscarán mi rostro, que se convertirán de sus malos caminos y que oiré sus oraciones desde el cielo y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.[3] Luego causaré que mis ríos de aguas[4] vivas cubran toda la isla de Puerto Rico y los prosperaré así como sus almas serán prosperadas.”[5] En esta palabras encuentra descanso mi alma.
[1] Juan 3:19
[2] Juan 10:10
[3] 2 Crónicas 7:14
[4] Juan 7:38
[5] 3 Juan 1:2
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