Me parece fascinante como muchas veces limitamos el poder de Dios y el trabajo que El quiere hacer en nuestras vidas. Lo limitamos todo en el cajón de la salvación y nos olvidamos de que Dios quiere hacer una obra completa y profunda en nuestras vidas. Gloria a Dios por la salvación y gloria a Dios por el sacrificio completo de Cristo en la Cruz. Mas nos olvidamos de que el Espíritu Santo está haciendo una obra dentro de nosotros. 

Hermanos, muchas veces nos creemos que la salvación está supuesta a resolver todos nuestros problemas; después de todo, somos una nueva criatura. Entonces vivimos nuestras vidas ocultando nuestras luchas, nuestras flaquezas y pecados. Nos pasamos la vida pretendiendo que somos perfectos cuando en realidad no lo somos. Vivimos ocultando nuestros problemas en nuestros matrimonios, nuestros problemas con pornografía, nuestros problemas con enojos, violencia, la falta de perdón, los daños que se nos han hecho a través de los años, el resentimiento y el no poder perdonarnos a nosotros mismos por el daño que le hemos hecho a otros. Todo lo ocultamos bajo sonrisas de domingo y expresiones diseñadas como camuflaje para ocultar nuestra verdadera condición. ¿Por qué hacemos estas cosas? Porque se nos ha enseñado que después de ser salvos ya no debemos cargar con esta lista de cosas malas, malos hábitos y batallas internas. 

Interesantemente, no se nos hace difícil aceptar los diagnósticos físicos de los doctores: diabetes, alta presión, etc. Pero minimizamos los daños que le hemos hecho a nuestras almas. El Evangelio tiene aún más buenas noticias. El Salmo 103:1-6 nos da una joya de información en lo que se refiere a esa obra profunda que Dios quiere hacer en nuestras vidas:

Bendice, alma mía, a Jehová,
    Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
no olvides ninguno de sus beneficios.

Salmo 103:1-2

Lamentablemente muchos, no tan solo que se olvidan de los beneficios de Dios, tan siquiera saben que existen. Este proceso de la sanación del alma comienza con ordenarle a nuestras almas que bendigan a Jehová. La palabra “Bendice” es la palabra hebrea bāraḵ: “Esto es un verbo que significa arrodillarse. Es un saludo, pero no un saludo cualquiera como si fuera a otra persona; cuando se refiere a Dios significa arrodillarse.[1] Más adelante observaremos de cerca el Salmo 146, ya que el bendecir y el alabar a Dios van de la mano y las dos acciones provienen del alma. Por ahora miremos a estos extraordinarios beneficios: 

El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,
El que corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila
.

Jehová es el que hace justicia
derecho a todos los que padecen violencia.

Salmo 103:1-6 (Reina-Valera 1960)

Aquí se pueden ver claramente seis beneficios. En el próximo artículo comenzaremos a estudiar cada uno de estos beneficios. 

Continúa…


[1] Warren Baker and Eugene E. Carpenter, The Complete Word Study Dictionary: Old Testament(Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2003), 166.



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