El suscribirnos a la doctrina de maldiciones generacionales abre puertas a discriminar en contra de ciertas familias o grupos, ya que los veríamos como malditos. También este tipo de doctrina justifica echarle la culpa a otros por las cosas malas que hacemos y, no tomar responsabilidad por nuestras propias acciones. 

Cuando se trata de maldiciones, lo que sí sabemos es que la persona no cristiana ya está bajo maldición. De acuerdo con Gálatas 3:10 una persona sin Cristo está bajo la ley y, si está bajo la ley está bajo maldición;

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” (RVR1960)

Nosotros como cristianos no dependemos en la Ley de Moisés, sino que dependemos en Cristo quien fue el único que cumplió TODA la ley. Entonces ¿cómo es que vemos familias cargando las mismas iniquidades? ¿Quiere decir esto que están bajo maldición? Como explicamos anteriormente, si no están salvos ya están bajo maldición; si son salvos, no lo están. Esto no quiere decir que la persona salva sea inmune en su batalla con el pecado; mas no se puede elevar a nivel de llamarlo maldición.  

Tenemos que entender que el cristiano peca (Falla al blanco), pero es imposible que un cristiano sea inicuo (tenga un estilo de vida de maldad o de hacerle daño a otros). Primera de Juan 1:10 nos dice: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” (RVR1960) La Palabra Pecado aquí es la palabra griega hamartánō; “Fallar al blanco.”^[1] Este mismo Apóstol Juan nos dice en Primera de Juan 5:18 

“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (RVR1960)

Lógicamente aquí la expresión central es “…practica el pecado.” La práctica del pecado es un estilo de vida pecaminoso; eso ya sería iniquidad. Una vez más, Juan lo hace claro que el cristiano, aunque peca, no es inicuo, quiere decir que el cristiano no practica la iniquidad; no vivimos vidas dedicadas a lastimar, dañar o engañar a nadie. 

Entonces, ¿existen las maldiciones generacionales o no? 

Continúa…

^[1] Spiros Zodhiates, The Complete Word Study Dictionary: New Testament (Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000).