No hay duda de que existen ejemplos de maldiciones en las Escrituras mas como dijimos anteriormente, los que están en Cristo no están bajo maldición ni nadie tiene el poder de maldecirnos. Aún en el Viejo Testamento confirmamos este principio, específicamente en Números 22-25. El Rey de Moab, Balac quería maldecir a Israel. En Números 22:1-6 la Palabra comienza a contarnos esta historia,
Partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2 Balac hijo de Zipor había visto todo lo que Israel había hecho a los amorreos. 3 Moab tuvo mucho temor del pueblo, porque era numeroso, y se aterrorizó Moab ante los hijos de Israel. 4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: —¡Ahora esta multitud lamerá todos nuestros contornos, como el buey lame la hierba del campo! Balac hijo de Zipor era en aquel tiempo rey de Moab. 5 Y envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, junto al Río, en la tierra de los hijos de su pueblo[a] para llamarlo diciendo: “He aquí un pueblo ha salido de Egipto y cubre la faz de la tierra, y ya está frente a mí. 6 Ahora, por favor, ven y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo. Quizás yo pueda derrotarlo y echarlo de la tierra. Porque yo sé que aquel a quien tú bendices es bendito, y aquel a quien maldices es maldito”. (Reina Valera Actualizada – 2015)
La Palabra Maldición aquí es la palabra hebrea ʾārar: Esta palabra tiene por lo menos 3 categorías básicas que nos ayudan a entender su definición: 1) Atar con hechicería, 2) Dobladillo como de un vestido, en este caso, utilizando obstáculos y 3) sin poder para resistir; es el antónimo de bendición.[1] Esta es la condición de los que están bajo maldición; están atados, experimentan obstáculos que detiene la bendición y el favor de Dios y, no pueden hacer absolutamente nada al respecto. El estar bajo maldición es estar condenados; es estar separados de Dios. Es imposible que el cristiano viva en esta condición.
Balac quería que el profeta Balaam hablara maldición sobre el pueblo de Israel, mas Dios no se lo permitió. Aún cuando Balac insistió y, aún siendo Balaam un profeta corrupto, no pudo declarar dicha maldición sobre Israel. Romanos 8:31-39 nos ayuda entender porque,
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (RVR1960)
Hermanos, no existe ningún ejemplo en la Biblia que confirme maldiciones generacionales, fuera de la maldición en general que entró en la humanidad a través de las tres Rebeliones: 1) La rebelión de Adán y Eva, 2) la rebelión de los Ángeles caídos en Génesis 6 y, 3) la rebelión de La Torre de Babel en Génesis 11. La medicina para sanarnos de los efectos de estas rebeliones es La Gran Comisión. Mateo 28:18-20 nos dice,
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20 (RVR1960
La Gran Comisión envuelve dos aspectos importantísimos y fundamentales: 1) La predicación del evangelio y 2) el discipulado. Es el discipulado que nos enseña TODO lo que Dios tiene para nosotros, nuestra autoridad, nuestros derechos, etc.
Continúa…
[1] Warren Baker and Eugene E. Carpenter, The Complete Word Study Dictionary: Old Testament(Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2003), 100–101.
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