Si continuamos la historia de Balac y su deseo de que el profeta Balaam proclamara maldición sobre Israel (Números 22-25); aunque Dios no le permitió proclamar dicha maldición, Balaam supo como hacerle daño al pueblo de Israel sin declara maldición. Apocalipsis 2:12-14 nos dice,
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: 13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. 14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. (RVR1960)
Balaam quería el dinero que Balac le ofrecía en Números del 22 al 25, mas sabía que no podía declarar maldición sobre el pueblo de Dios. Entonces utilizó las mismas armas que aún siguen siendo efectivas hoy día en contra del pueblo de Dios: comida y sexo. Estas no son maldiciones; pero definitivamente traen consecuencias devastadoras; por lo que el discipulado es importantísimo. Tenemos que darle completa libertad al ministerio del Espíritu Santo en nuestras vidas y ser hombres y mujeres de Dios que estudian, meditan y aplican la Palabra de Dios.
El hecho de que no existan maldiciones generacionales no quiere decir que no exista el efecto de la iniquidad. La irresponsabilidad de los padres y el criar a nuestros hijos mal tiene consecuencias devastadoras. Recordemos que la única parte de nosotros que ha nacido de nuevo es nuestro espíritu; nuestras almas necesitan ser restauradas. El ser salvos nos libera de la maldición del mundo y del infierno; mas hay mucho más trabajo que hacer en nosotros; las buenas noticias no se detienen con la salvación.
Lo que le enseñemos a nuestros hijos tendrá consecuencias. La iniquidad se riega, siempre envuelve a otros; está diseñada a dañar familias y comunidades; es por eso por lo que Dios mira dicha iniquidad en generaciones. De la misma forma que padres irresponsables afectan negativamente a sus hijos, pastores irresponsables también. Lugares peligrosos en donde abunda el crimen son lugares afectados severamente por la iniquidad. No debe ser sorpresa que en lugares de alta criminalidad abunda la ausencia de los padres.
Como cristianos, somos creyentes del mensaje de Cristo; el discipulado nos ayuda a entender dicho mensaje y el consejo completo de Dios. Ese entendimiento nos ayuda a descubrir el propósito y la voluntad de Dios para nuestras vidas; ya que renueva nuestras mentes, nos ayuda a tomar buenas decisiones y a disfrutar de gozo y de paz.
No veo las maldiciones generaciones en la Biblia; pero definitivamente que la persona sin Cristo ya está bajo maldición. Las obras demoniacas de la iniquidad son reales y definitivamente que la mala crianza de nuestros hijos puede contribuir a que se conviertan en persona inicuas. El cristiano peca, quiere decir, el cristiano falla al blanco, pero el cristiano no puede participar en la agenda de la iniquidad. Primera de Juan 3:6-9 nos dice,
Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. (RVR1960)
Estas palabras nos deben dar alegría de que no somos hacedores de maldad; eso ha sido obra del Espíritu Santo. Nos debe dar alegría que aún cuando nuestros hijos pelean sus propias batallas con el pecado, muchos de ellos no son inicuos tampoco. Como dicen en mi país Puerto Rico, por lo menos tienen vergüenza; quiere decir que tienen un grado de decencia que la recibieron por la influencia de las enseñanzas de las cosas de Dios. Recordemos que el amor a Dios tiene más poder y más influencia que la iniquidad.
No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. 10 Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos. Deuteronomio 5:9-10 (RVA2015)