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Prófugos de la Justicia


Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvaciónPorque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a cienciaPorque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; Romanos 10:1-3 (RVR1960)

La palabra justicia es la palabra griega dikaiosúnē que significa “Lo que es justo; las obras de uno que es justo. Es opuesto al desorden o falta de ley. En el Viejo y Nuevo Testamento la justicia es demandada por Dios. Es hacer lo correcto de acuerdo con los estándares establecidos por Dios. La justicia de Dios demanda buenas obras de carácter y conducta.”[1] Sí, reconocemos que somos justificados y declarados inocentes de nuestras injusticias o malas obras a través de Cristo. Romanos 3:21-23 nos dice,

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (RVR1960)

Es fácil aceptar que hemos sido justificados a través de Cristo, pero en algunos sectores del Cuerpo de Cristo es más difícil el aceptar que tenemos también la responsabilidad de echar frutos de justicia. Filipenses 1:9-11 nos dice, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” (RVR1960)

Hermanos, estamos llamados a echar fruto; Santiago nos dice que la fe sin obras es muerta. No estoy hablando de ganarse la salvación por obras, sino que una vez somos salvos el fruto debe ser obvio. En Génesis 15:1-6 la Palabra nos dice,

Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. (RVR1960)

Abraham creyó y ese acto de creer en lo que Dios le dijo no fue simplemente algo interno e invisible, sino que se manifestó en la obediencia. Recordemos que Abraham dejó su tierra, su familia, sus amigos y lo que el conocía para irse a una tierra ocupada por gigantes y personas que odiaban a Dios. 

La justicia de Dios se manifestó en la vida de Abraham, no en la fe únicamente, sino que su fe se manifestó en el hecho de que tomó acción; esa acción… es la justicia, esa acción son las buenas obras, esa acción fue la evidencia última de su fe. Podemos resumir todo el fruto de nuestra salvación en la justica. 

Si Abraham no hubiese dejado su familia y su tierra nunca se hubiese convertido en el padre de nuestra fe. Gálatas 3:7 nos dice, “Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.” (RVR1960)Muchos creen en un evangelio sin justicia; o sea, una salvación sin responsabilidad de buenas obras ni moralidad. Todo se pone bajo el paraguas del amor y la misericordia de Dios. Mas el Profeta Juan el Bautista nos enseña,

!!...Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Lucas 3:7-8 (RVR1960)

¿Por qué es que ya no se demanda fruto? ¿Por qué es que no vemos señales ni milagros? ¿Por qué es que todo nos sale mal? Porque continuamos insistiendo en una salvación sin fruto de justicia. 

Hermanos, aún en el mundo existen leyes y el que no sigue esas leyes es penalizado. Hay quienes cometen crímenes y rehúsan a someterse a la ley ante un juez y jurado. Hacen lo malo, siguen haciendo lo malo y, ni quieren cambiar o confrontar las consecuencias de sus violaciones de la ley. Estos individuos se convierten en prófugos de la justicia. Viven sus vidas huyendo, escondidos en la obscuridad, pretendiendo ser lo que no son, disfrazándose, con máscaras para que no los reconozcas, no tiene paz y, no tienen gozo. Esa es la vida del prófugo. 

¿Cuántos prófugos de la justica tenemos en nuestras iglesias? Hermanos, hablemos verdad, seamos fieles a nuestras esposas, dejemos las fornicaciones, respetemos a nuestros supervisores en el trabajo, dejemos las malas palabras y los chismes. Amemos a Dios, a nuestras esposas, a nuestros hijos, seamos obedientes a Dios aún ante la amenaza de muerte. Tengamos vidas consistentes de oración y del estudio de la Palabra y, respondamos al llamado de Dios para nuestras vidas. Confesemos nuestras faltas, nuestros pecados y, aún nuestras tentaciones. Seamos sinceros, no le robemos a nadie, seamos honestos ni busquemos venganza propia. Todos estos son ejemplos, no de una religión legalistas, sino de la justicia que Dios nos demanda como sus hijos. 

Hermanos, echémosle ganas, dejemos de ser prófugos de la justicia de Dios y echemos frutos de justicia. Sí, nos quedaremos cortos, sí fallaremos, pero Pablo nos anima con estas palabras, “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:12-13 (RVR1960) 

Finalmente, entendamos que nuestra salvación demanda Justicia. Romanos 10:9-10 nos dice, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10 (RVR1960)

¿Para qué creemos? Creemos para manifestar la justicia de Dios en esta tierra. 


[1] Spiros Zodhiates, The Complete Word Study Dictionary: New Testament (Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000).

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