Estudios muestran que la mayoría de los líderes en las iglesias reconocen la necesidad vital del discipulado, mas solo “… el 20 porciento de los adultos cristianos están envueltos en algún tipo de actividad que se relacione al discipulado… Solo el 17 porciento tienen mentores espirituales con los cuales se reúnen consistentemente como parte de sus esfuerzos de convertirse en discípulos verdaderos.”[1]
Estamos viendo que más del 80 porciento de las personas que van a la Iglesia no son discípulos de Cristo. ¿Podríamos concluir que más del 80 porciento de las personas que van a la iglesia los domingos no son cristianos? Estos números son alarmantes, pero creo que son aún peores si estudiamos lo que es, verdaderamente, un discípulo de Cristo. Si establecemos estadísticas en base a lo que verdaderamente constituye un discípulo, creo que el porciento de cristianos demostrando frutos sería menos del diez porciento.
En su libro “El Ministro Que Hace Discípulos”, el Pastor David A. Servant nos dice que en el Nuevo Testamento la palabra griega para Discípulo (Mathetes) aparece 261 veces. La palabra griega para Creyente aparece 9 veces y la palabra griega para cristianos solo 3 veces. No hay duda de que la Biblia nos llama discípulos. Juan 15:1-8 nos dice,
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (RVR1960)
El cristiano es un discípulo y el discípulo es un cristiano; no hay separación; no hay dos niveles de cristianos: los comprometidos y los que no los están. El fruto del discípulo es automático, no forzado, es lo normal. El Padre no es glorificado con una canción, estudios bíblicos y ministerios únicamente; estas actividades no significan nada si no llevamos fruto en nuestras vidas.
En esta serie veremos el fruto del discipulado; estudiaremos 8 características del discipulado. Mas no quiero que vean estas características como aspiraciones; el punto central que vamos a hacer durante esta serie es que, si eres cristiano, estas características ya son obvias, ya están en ti y, si no lo son… puede que seas discípulo, pero no de Cristo.
Continúa…
[1] https://www.barna.com/research/new-research-on-the-state-of-discipleship/