
Característica Número 8
“El discípulo ama a su familia en Cristo de forma obvia y notable”
Las familias se aman, se buscan, se extrañan, pasan tiempo juntos, celebran las victorias y están presentes en los momentos difíciles. Una familia real no te abandona, están contigo siempre; su amor es obvio. La visión del Manantial del Valle es simple: “Crecer juntos como una familia en Cristo”, mas es muy complicada a la vez porque es contraria a casi todo lo que se está haciendo con la iglesia hoy día.
Romper con esas tradiciones de hombres es muy difícil. Este sistema nos ha enseñado el concepto de 1) ir a la iglesia en lugar de ser la iglesia, 2) de llamarle a un edificio iglesia, 3) de eliminar la participación en nuestras reuniones, 4) de sacrificar el discipulado 5) de redefinir la oficina del pastor y, tantas otras atrocidades. Juan 13:35 nos dice, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (RVR1960)
Muchos de nosotros, si somos honestos, sabemos que la última vez que tuvimos amistades obvias fue cuando estábamos en el mundo. Al convertirnos en cristianos tuvimos que dejar esas amistades ya que “… ¿qué compañerismo tiene la rectitud con el desorden? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?” 2 Corintios 6:14 (RVA2015) Mas luego nos encontramos solos.
¿A dónde vas cuando el divorcio toca a tu puerta? ¿Cuándo las drogas entran a tu casa? ¿Cuándo la depresión consume tus huesos? ¿Cuándo tu lugar secreto es dedicado a la pornografía? ¿Cuándo el homosexualismo ataca a uno de tus hijos? ¿Cuándo quieres matar a alguien? ¿Cuándo el adulterio te seduce? … ¿A dónde vas? ¿Con quien hablas? Se supone que sea tu familia en Cristo, pero esos son los últimos que consideramos. Nuestro amor no es obvio.
El apóstol Juan nos dice “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.” (RVR1960) Juan conecta nuestro amor los unos por los otros como evidencia de nuestra salvación. Juan confirma este punto aún de forma más profunda cuando nos dice, “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.” Juan 1:7 (RVRA 2015) ¡Ayúdanos Espíritu Santo!
Continúa…