
Creo que cuando se habla de los apóstoles hoy en día, el preguntarnos si existen aún es una buena pregunta; por lo que antes de entrar en sus características, discutiremos brevemente su existencia actual. Hay algunos que dicen que los apóstoles ya no existen; ellos basan su argumento en Efesios 2:20, “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” (Reina Valera Revisada-1960) En base a este verso bíblico ya no necesitaríamos ni apóstoles ni profetas, ya que este verso los describe como el fundamento. Mas creo que la respuesta es simple, tenemos que separar los profetas del Viejo Testamento y del Nuevo; así como también tenemos que separar los apóstoles originales de los apóstoles hoy día. Establezcamos primera y brevemente que el don profético existe hoy día. Pablo nos dice en Primera de Corintios 12:1-3
Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. (RVR1960)
El profeta del Viejo Testamento llegaba o con malas o con buenas noticias. Avisaba al pueblo lo que vendría en el futuro (malo o bueno). Tenía un llamado poderoso a llamar al arrepentimiento, a avisarle al pueblo de peligros venideros, etc. Sabemos que estos profetas del Viejo Testamento fueron usados por Dios para escribir dicho Testamento. El profeta del Nuevo Testamento es, obviamente, diferente.
Pablo nos describe el don profético y, no tan solo que lo confirma, sino que lo promueve por encima de los demás dones, ya que el que profetiza “…habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” Estas son tres funciones del profeta del Nuevo Testamento de extrema importancia, ya que en el Cuerpo de Cristo necesitamos ser edificados, como se edifica un edificio. También vendrán momentos en donde nos sintamos desanimados; es en esos momentos en donde el profeta nos anima a seguir adelante. Ultimadamente, vendrán momentos difíciles, de gran sufrimiento, en donde vamos a necesitar ser consolados; en esos momentos el profeta también dice presente.
Entonces, de la misma forma que en el profeta del Viejo y Nuevo Testamento hubo una variación en sus características y funciones; de los apóstoles originales a los apóstoles que vinieron luego y, hasta hoy día, también ha habido una variación. La variación apostólica más notable y obvia se describe en el libro de Hechos. Los 11 apóstoles discutían la necesidad de sustituir a Judas, quien traicionase a Cristo y luego cometiera suicidio. En Hechos 1:21-22 los apóstoles resuelven este problema estableciendo lo siguiente,
Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. (RVR1960)
Este grupo de los 12 apóstoles originales se distingue de los demás apóstoles. Para ser parte de este grupo: 1) tenía que ser un hombre que había estado directamente con Cristo; alguien quien conocía a Cristo y había sido discipulado por Cristo directamente, comenzando desde el bautizo de Cristo. 2) Un hombre testigo ocular de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
De estos 12 apóstoles se habla en Apocalipsis 21:14 “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” (RVR1960)
En base a estas características, el apóstol Pablo sería totalmente descalificado, ya que ni fue discípulo directo de Cristo ni fue testigo de su resurrección. Mas existen características y demandas especificas puestas sobre los apóstoles tales como Pablo y los que vinieron después. Discutiremos estas características en nuestro próximo artículo.
Continúa…
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