Cuando somos niños nos entretenemos con cualquier cosa. Verdaderamente que no es difícil complacer a los niños de edades inocentes; cualquier juego o juguete los entretiene. Mas algo le pasa al ser humano mientras va creciendo que no consigue satisfacción ni gozo con la rutina de la vida. Pierden la admiración por el cantar de los pájaros, el respirar aire fresco, el sonido de las olas del mar y, en fin, se convierten en insensibles a la creación de Dios. Creo que pierden aún más sensibilidad debido a la tecnología y las redes sociales; ya no miran para arriba, sino que su enfoque está en sus teléfonos.

Los adolescentes se meten en problemas ya que por el aburrimiento quisieron tratar algo nuevo, algo excitante; algo que active la adrenalina. Ese sentido de aburrimiento los sigue toda la vida. Algunos adaptan la vida loca de drogas, alcohol e inmoralidad. Algunos nunca aprenden y, ese estilo de vida mismo los asesina aún de jóvenes. 

Ya de adultos se cansan de sus trabajos, se cansan de sus vecindarios, de los mismos amigos, andan sin ningún tipo de hobby y, hasta se cansan de sus propios matrimonios. Pierden el sentido de agradecimiento y se convierten en ciegos a la fidelidad de Dios. Este aburrimiento se complica cuando entramos a los 50, ya que sabemos que la juventud no regresa y que, verdaderamente, nos estamos poniendo viejos. Por más buena que sea nuestra condición física, jamás funcionaremos como lo hicimos en nuestra juventud. Evaluamos nuestras vidas deprimentemente y caminamos en miseria día tras día; sin metas y sin amor a la vida.

El aburrimiento es hijo de la depresión, amigo de la falta de fe, hermano de la falta de propósito y el mejor amigo de la pereza. Es un estado de ánimo diario muy doloroso en donde adaptamos muy malos hábitos:  usualmente, vidas sedentarias, malas dietas, pornografía y aislamiento o, nos convertimos en adictos a estímulos inducidos por drogas. Adaptamos estilos de vida que nos llevan a la autodestrucción.  Cuando llegamos aquí, el espíritu del aburrimiento nos tiene encadenados. La Biblia no nos llama a ser aburridos. ¿Qué nos dice la Biblia? “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4.4 (RVR-1960) 

El regocijo está al centro de nuestras emociones juntamente con la paz. Cristo nos dice, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27 (RVR-1960) Mas, ¿Cuál es la raíz del aburrimiento? Creo que Pablo nos da la raíz del problema del aburrimiento. En Filipenses 4:12 Pablo nos dice,

Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. (RVA-2015)

Pablo hace claro que su vida no depende de lo que tenga o no o, aún de lo que sienta. El aprendió el secreto de hacerle frente a lo que sea que venga en su dirección, bueno o malo. Pablo mantuvo su paz y su gozo independiente de las circunstancias.  Cristo mismo nos dice “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10 (RVR-1060 No hay lugar para el aburrimiento en la vida del cristiano.

Pasa tiempo con Dios; vete a caminar y habla con El, estudia su Palabra; pasa tiempo de calidad en tu matrimonio, dedica tiempo a tus hijos, pasa tiempo con tus hermanos en Cristo en comunión santa, trabaja, estar de vago no es de Dios, ejercita tu cuerpo… en fin, no des entrada al aburrimiento.


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