
Llevo 30 años trabajando con personas necesitadas. En el 1997 comencé a servir en diversos ministerios. He trabajado con niños, adolescentes, hombres, mujeres, ancianos y, hoy día, trabajo en una Clínica coordinando servicios para persona con problemas mentales. Hoy día sirvo como pastor en Manantial del Valle en el estado de Arizona. En estos años he visto mucho. Últimamente puedo decir que la mejoría de las personas a las cuales le ministro está batallando con depresión y/o ansiedad. En este artículo quiero enfocarme en la ansiedad. Filipense 4:4-7 nos dice,
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Reina-Valera 1960)
La palabra afanosos es la palabra ansiedad; en el griego es la palabra merimnáō; que significa “estar ansiosos, preocupado con un problema o, problemas en la mente.”[1] Esto es algo en lo que estás pensando constantemente; algo que te roba la paz y la tranquilidad.
La ansiedad es un ataque en contra de la fe; ya que disminuye drásticamente nuestra confianza en Dios. Nuestra fe de que Dios puede resolver el problema y de que si aún, el problema no se resuelve, podemos confiar en que Su gracia es suficiente, desaparece de nuestras almas dando cabida a la ansiedad. En estos versos de Filipenses 4:4-7 aprendemos unos principios muy importantes para combatir la ansiedad:
- Estamos llamados a regocijarnos: “Regocijaos en el Señor siempre.” El gozo es una emoción dada al cristiano, juntamente con la paz, para disfrutar de esta vida, independientemente de las circunstancias; ya que el cristiano sabe como termina la película del mundo y de su vida misma. Nuestra esperanza debe estar concentrada en Jesucristo ya que es El, la esperanza de gloria.[2] En este mundo habrán días de ansiedad y tristeza, pero las emociones centrales del cristiano son el gozo y la paz.
- Tratemos a las personas con gentileza: “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.” En otras palabras, tratemos a las personas bien. La Biblia es clara en decirnos que vamos a recoger lo que hemos sembrado.[3] Muchas veces le damos abertura a la ansiedad por la forma en que tratamos a las personas.
- Recordemos siempre que el Señor esta cerca: “El Señor está cerca.” Dios sabe exactamente por lo que estamos pasando y, no nos abandonará. Las aflicciones de los santos son seguras, la promesa es que Dios nos liberará de todas ellas.[4]
- La Biblia no nos da motivo justificable para la ansiedad: “Por nada estéis afanosos.” La ansiedad es un pecado; como dije anteriormente, es un ataque en contra de la esperanza; por lo que es un ataque en contra de Jesucristo quien es la esperanza de gloria.
- Dios quiere que oremos y que presentemos esas peticiones en oración: Hermanos, sin una vida de oración, la ansiedad tomara control de nuestras mentes y corazones. Muchos se entregan a las drogas, el alcohol y medicamentos en general sin presentarle estas situaciones a Dios. Esto es una gran falta de respeto para Dios.
- Arregla tu actitud: “con acción de gracias…” Adapta una actitud de agradecimiento; de hecho, tan siquiera podemos entrar a la presencia de Dios con corazones malagradecidos. El salmo 100:4 nos dice, “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.” (RVR1960)
¿Cuál es el resultado de estos principios? Paz, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7 (RVR1960). Como dijimos anteriormente, el gozo y… la paz, son las dos emociones que deben estar al centro del alma del cristiano. Fíjense que esta paz dada por Dios sobrepasa todo entendimiento; quiere decir que es una paz que no está sujeta a las circunstancias. Esta es la receta divina en contra de la ansiedad.
[1] Spiros Zodhiates, The Complete Word Study Dictionary: New Testament (Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2000).
[2] Colosenses 1:27
[3] Gálatas 6:7
[4] Salmo 34:19