“El Orgullo”

(Todos los versos utilizando la Reina-Valera 1960)

Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,

Y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:16-19 

En Proverbios 6 vemos una lista de siete pecados que Dios aborrece. La palabra abomina aquí es la palabra hebrea śānēʾ “el antónimo de lo que es el amor.”[1] La lista comienza con el orgullo.  El orgullo es el creerse que lo bueno que tenemos es por nosotros mismos he ignorar totalmente las bendiciones y la misericordia de Dios. Este es un acto de idolatría en donde nosotros mismos nos ponemos como dioses de nuestras vidas. Es olvidarse de Dios y no darle la gloria que El y, solo El se merece.

Fue el orgullo lo que empujó a Lucifer a traicionar a Dios (Isaías 14:12-17). Ese mismo orgullo se ve operando en Sodoma y Gomorra.[2] El mismo orgullo que nos enferma hoy día y sirve como preámbulo a las caídas. Proverbios 16:18 nos dice, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”

Nadie en este mundo o en los cielos puede ocupar el lugar de Dios. Nadie tiene la capacidad de bendecirnos como El; es por eso por lo que el orgullo es tan devastador y siempre nos dejará decepcionados. Mas “Jehová exalta a los humildes…” (Salmo 147:6) Santiago también nos dice “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” (Santiago 4:10) 

El orgullo se promueve en nuestra sociedad, en las películas de cine, en la novelas, en la farándula, en la política y, parece ser que los atletas mientras más orgullosos y bocones, más dinero hacen, pero recuerda que ante Dios, el orgullo es cosa abominable.

Continúa…


[1] Warren Baker and Eugene E. Carpenter, The Complete Word Study Dictionary: Old Testament (Chattanooga, TN: AMG Publishers, 2003), 1175.

[2] He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité. Ezequiel 16:49-50 (RVR-1960)


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