Recuerdo de niño la gran alegría y el profundo gozo que sentía durante el tiempo de la navidad. Era tiempo de fiesta, tiempo de parranda y de escuchar la música jíbara en Puerto Rico. Recuerdo el lechón asado a la vara que hacía mi papá. El proceso de hacer ese lechón era un trabajosos, mas gozoso ritual.

         En Puerto Rico la Navidad no es Navidad sin un buen arroz con gandules y unos pasteles de guineo y de yuca. En fin, la Navidad era un tiempo en donde muchos echaban a un lado sus diferencias y enojos y celebraban con espíritu de gran festejo.

         Aunque no me críe en un hogar ni comunidad Cristiana, Jesús el Cristo tomaba lugar protagónico en este tiempo. Toda esta politiquería que existe hoy, en la cual la gente tiene miedo de decir feliz navidad no existía para esos tiempos.

         Me acuerdo de aquella canción tan popular de Tony Croatto, “Niño Jesús”. (http://www.youtube.com/watch?v=xSb79DFx0Bo) ¡Cuán profética fue esa canción! Eso es lo mismo que estamos viviendo hoy. Celebramos la navidad sin Jesús. El mundo no quiere saber de Cristo, pero buscan el dinero que estos días ofrece.

         La navidad es una alabanza a Jesús; es la celebración del nacimiento del Rey de Reyes, quien se humilló de su excelencia y majestad, se hizo carne, vivió una vida perfecta para luego morir y resucitar, ofreciendo de esa forma, la única oportunidad que el mundo tiene de salvación del alma. No hay otro salvador, no hay otro abogado, no hay otro Príncipe de Paz, no hay otro rey, no hay otra verdad, no hay otra justicia y no hay otro Emanuel. Ninguna sangre tiene el poder de redimir a toda alma arrepentida, nadie llega al Padre sino a través de Jesús. El es la verdad, la puerta, la vida y el Cordero que quita el pecado del mundo.

         Para el Cristiano, la navidad no termina, es guardada y atesorada en nuestros corazones. Querido hermano, hermana, amigos, conocidos y aún a ti que eres un extraño para mi, que tengas una feliz navidad y próspero año nuevo.