Más de cien años de vida; más allá de lo esperado,
Porque Dios nos da 70 años y 80 para los más fuertes,
pero mi bisabuelo casi llegó, casi llegó a los ciento veinte.
Tantos años de vida, tanta misericordia.
Mas los Casianos siempre han sido de la más dura corteza.
¿Hasta cuándo Señor hasta cuándo ignorarás nuestra tristeza?
Cuando vi a mis hermanos, mis hermanos de la raza negra,
vi que en cada familia era cristiana su herencia
y mi alma se llenó de celo por los negros en América.
Miré atrás más de 120 años y cristiana no era mi herencia.
No vi tan siquiera uno que a Dios su vida haya rendido.
No vi tan siquiera uno en 120 años de existencia.
Hasta que Dios salvó primero al que verdaderamente nadie esperaba
Y luego para sorpresa, Dios también salvó mi alma.
Juntos mi hermano y yo esperamos con gran paciencia.
Veo almas rendidas a Cristo, sonrisas, paz y gozo.
Los Casiano saldrán de este pozo
de perdición, odio y arrogancia.
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